Composiciones propiasMúsica Coral Iberoamericana

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Oración del Remanso

Arr. de Carlos Ruiz-de-Arcaute Rivero (1968)

Basado en la versión coral de Xavier Aníbal Font (1983).

Descripción:

Arreglo y edición de esta hermosa canción argentina cuya poesía y música fueron escritos por el cantautor Jorge Enrique Fandermole. Este arreglo se basa en la versión coral a 3 voces (SAB) que de esta obra ha publicado Xavier Aníbal Font en la interesantísima web Recurso Coral, y que he utilizado con su permiso para adaptarla con mucha libertad para MTB en una tesitura más adecuada para los coros con los que trabajo.

He mantenido la melodía principal de Xabier Aníbal Font casi al 100%, cambiando algunas armonías y enlaces, y he modificado las otras dos voces sustanciosamente, de forma que creo que la versión que aquí presento es agradecida deudora de su antecesora, pero difiere bastante de ella como para tener una entidad propia sin dejar de mantener cierta parte de su esencia. Mi agradecimiento a Xabier Aníbal Font por su gentileza.

Si queréis escuchar la versión original y saber más sobre esta obra en este vídeo el autor habla de ella en el canal de Silvia Lallana, y además la cantan ambos en una muy hermosa e íntima actuación.

 


Autor: Letra y Melodía de Jorge Enrique Fandermole (Pueblo Andino, Santa Fe, Argentina, 1956)

Arreglo y edición de Carlos Ruiz-de-Arcaute Rivero (Vitoria-Gasteiz, 1968) basado en la versión coral de Xavier Aníbal Font (Montevideo, Uruguay, 1983)


Época: s.XXI


Tipo: Coral (MTB)

Escultura del Cristo Pescador en Remanso Valerio (1995) (Rosario, Sante Fe, Argentina)

Texto

Oración del Remanso

Letra y música de Jorge Enrique Fandermole (1956)
Chamamé argentino

Soy de la orilla brava,
del agua turbia y la correntada
que baja hermosa por su barrosa profundidad,
soy un paisano serio,
soy gente del Remanso Valerio,
que es donde el cielo
remonta el vuelo en el Paraná.

Tengo el color del río
y su misma voz en mi canto sigo,
el agua mansa y su suave danza en el corazón,
pero a veces oscura
va turbulenta en la ciega hondura
y se hace brillo
en este cuchillo de pescador.

Cristo de las redes,
no nos abandones,
y en los espineles
déjanos tus dones.
No pienses que nos perdiste,
es que la pobreza nos pone tristes,
la sangre tensa,
y uno no piensa más que en morir,
agua del río viejo,
llévate pronto este canto lejos,
que está aclarando
y vamos pescando para vivir.

Llevo mi sombra alerta
sobre la escama del agua abierta,
y en el reposo vertiginoso del espinel
sueño que alzo la proa
y sube la luna en la canoa,
y así descansa,
hecha un remanso, mi propia piel.

Calma de mis dolores,
ay, Cristo de los pescadores,
dile a mi amada, que está apenada esperándome,
que ando pensando en ella
mientras voy vadeando en las estrellas,
que el río está bravo
y estoy cansado para volver.

Cristo de las redes,
no nos abandones,
y en los espineles
déjanos tus dones;
no pienses que nos perdiste,
es que la pobreza nos pone tristes,
la sangre tensa,
y uno no piensa más que en morir,
agua del río viejo,
llévate pronto este canto lejos,
que está aclarando
y vamos pescando para vivir.