Jeremias Friedrich Witt (1770-1836)
Defensor noster
Descripción:
Esta pieza proviene de una estupenda colección de himnos y motetes para voces masculinas (Sammlung von Hymnen und Motetten für Männerstimmen) editadas por Bernhard Kothe (Gröbnig, Leobschütz, Polonia, 1821-Breslavia, Polonia, 1897), compositor, pedagogo y editor.
Las obras de Jeremias Friedrich Witt (1770-1836) que se encuentran en esta colección son de carácter sencillo, predominando la homofonía y con algunos contrapuntos sencillos. La sencillez es buscada, ya que se compusieron para ser parte de los servicios litúrgicos, pero esto no quita de que tengan una gran expresividad.
Este texto pertenece al Himno Christe, qui splendor et dies, que se canta en las Completas de la Liturgia de las horas. Adjunto el texto completo del Himno por si alguien quiere cantar esta pieza con otra estrofa del mismo.
Autor: Jeremias Friedrich Witt (Niederstetten, Alemania, 1770-Würzburg, Alemania, 1836)
Época: Clasicismo y Romanticismo
Tipo: Coral (TTBB)
Caspar David Friedrich (Greifswald, Alemania, 1774-Dresde, 1840)
Ruinas del monasterio de Eldena cerca de Greifswald (1825)
Texto
Defensor noster, aspice,
insidiantes reprime,
guberna tuos famulos
quos sanguine mercatus es.
Traducción
Defensor nuestro, mira,
detén a los que acechan,
guía a tus siervos
a los que con sangre has comprado.
***
Himno completo
Christe, qui splendor et dies,
noctis tenebras detegis,
lucisque lumen crederis
lumen beatis prædicans.
Precamur, sancte Domine,
hac nocte nos custodias,
sit nobis in te requies,
quietas horas tribue.
Somno si dantur oculi
cor semper ad te vigilet,
tuaque dextra protegas
fideles qui te diligunt.
Defensor noster, aspice,
insidiantes reprime,
guberna tuos famulos,
quos sanguine mercatus es.
Sit, Christe, rex piissime,
tibi Patrique gloria
cum Spiritu Paraclito
in sempiterna sæcula.
Traducción
Cristo, que eres el resplandor y el día,
las tinieblas de la noche descubre,
en la luz de la luz se creerá
la luz de los bienaventurados predicando.
Te rogamos, santo Señor,
esta noche custódianos,
haznos en ti descansar,
tranquilas horas danos.
Si el sueño les da a los ojos
el corazón siempre por ti velará,
con tu derecha protege
a los fieles que te aman.
Defensor nuestro, mira,
detén a los que acechan,
guía a tus siervos
a los que con sangre has comprado.
Sea dada, Cristo, rey piadosísimo,
a ti y al Padre gloria,
con el Espíritu Paráclito,
por los siglos de los siglos.